Austrid y Bruno
estuvieron dando una vuelta antes de ir a casa del chico. Entraron y
fueron a su habitación. Austrid se tumbó en la cama.
-Ahora solo
falta esperar a que Helena cuente el rumor.
-Deja de
culparla, que me voy a enfadar otra vez, estoy cansada de que la
culpes.
-La culpo porque
creo que es ella. Y si te enfadas, tengo el remedio para quitarte el
enfado.- dijo Bruno sonriendo.
-Pues si me
enfado, intentaré que ese remedio no tenga resultados.- dijo Austrid
con media sonrisa.
-¿Intentarás?
-Intentaré.
-¿Y no me vas a
decir cuál es el rumor?
-No.
-Por favor.
-No.
-¿No te fías
de mi?
-No.
-Me ofendes.
-¿Te puedo
pedir un favor?
-Supongo.
-¿Supones?
-Supongo.
-Pues no te lo
pido.
-Pídemelo.
-Bésame y
calla, tonto.
Bruno se acercó
a Austrid y la besó despacio. Un beso intenso, romántico. Duró
varios segundos. Segundos que no tenían fin.
**
Llegaron a casa
de Marina y esta abrió la puerta.
-Quiero que
mañana vengas a mi casa.
-¿A tu casa?
Nos verán tus padres.
-Esa es la idea.
Quiero que los conozcas.
-Pero... ¿les
caeré bien?
-¿Es eso lo que
te preocupa? Tranquila, seguro que les caes fenomenal. El problema no
es ese, el problema es que no sé como van a actuar tus padres al
saber que soy tu novio.
-No tienen por
qué enterarse.
-Al final se
enterarán.
-Lo sé. Bueno,
seguro que les caes bien.
-Esperemos.
-Esperemos.
Los dos sonrien.
-Oye... ¿por
qué yo nunca te he visto por el pueblo?
-Ni idea. Yo a
ti si te he visto.
-¿Dónde?
-En el
instituto.
-Pues yo a ti
no. Nunca había visto a Pilar, a tu hermano, a Fernando...
-Yo a ti te veía
todos los días. Además Luis no paraba de hablar de ti.
-¿Y qué decía?
-Que eras
preciosa, perfecta. Y siempre estaba preguntándonos si pensábamos
lo mismo que él. Por supuesto, nosotros decíamos que eras guapa,
para no enfadarlo. Aunque yo lo pensaba de verdad. Luis decía que tú
no formabas parte de las presumidas, que tú eras más natural.
-Oh, sabía que
en tercero estaba enamorado de mi, pero pensaba que ya no, porque
como estuvo saliendo con Marta y todo eso...
-Él estuvo
saliendo con Marta para ver si te olvidaba, porque pensó que una
chica como tú nunca saldría con él. Pero no lo consiguió. Y desde
entonces el que empezó a pensar en ti fui yo. Y cuando por fin te
conocí en la playa, me gustaste más aún.
Marina abrazó a
Daniel.
Daniel sonrió,
la cogió en brazos y la llevó a su habitación. La dejó tumbada.
-Ven, túmbate a
mi lado.
Daniel se tumbó
a su lado y le acarició el pelo.
-Me tengo que
ir. Por cierto... ¿quién es esa Inma que viene dentro de tres días?
-Es mi mejor
amiga. Está en Inglaterra con sus abuelos.
-¿Irás a
recogerla?
-Sí, será una
sorpresa.
-Bonita
sorpresa.- sonrió.- ¿Qué día es hoy? ¿Viernes?
Marina hizo
mentalmente las cuentas.
-Sí.
-Viene el
domingo.
-Ajá.
-¿Vendrás a mi
casa mañana?
-Si me invitas
sí, claro.
-Bueno, me voy.
Vendré mañana a recogerte a las 1:00. Comerás allí, ¿vale? Te
enseñaré mi casa. Y a mi familia.
-Bueno, a Bruno
ya lo conozco. Conoceré a tus padres.
Daniel soltó
una carcajada.
-¿Qué?- dijo
Marina, sin enterarse de nada.
-No solo
conocerás a mis padres. Bueno, adiós. Te quiero.
Daniel se acercó
a Marina y le besó los labios levemente mientras le acariciaba el
pelo por última vez. Salió de la habitación, bajó las escaleras,
y a los pocos segundos, se oyó la puerta de la calle.
¿Qué habría
querido decir con eso? Marina esa noche se esforzó en dormir, ya que
le esperaba un día de sorpresas.