Mientras tanto,
Marina y Daniel se dirigían al restaurante de la mano. Marina seguía
en ascuas hasta que se encontraron frente un restaurante italiano.
-¡Hola Louis!
-¡Daniel!Cuánto
tiempo.
-¿Tienes una
mesa para dos?
-Por supuesto,
seguidme.
Entraron en un
restaurante precioso, aunque no muy grande, pero acogedor.
-¿Qué vais a
querer?- preguntó Louis haciendo de camarero.
-¿Y desde
cuando el chef se ocupa de los clientes?
-Servicio
especial.- dijo Louis sonriendo.
-Bueno, pues...
¿tú que quieres, Marina? Louis, esta es Marina, mi novia.
-Encantado.-
dijo Louis dándole dos besos a la chica.
-Lo mismo digo.-
le contestó ella sonriendo.
-Bueno,-dijo
Daniel- yo quiero espaguetis, ¿y tú Marina?
-Lo mismo.
-Enseguida lo
traigo.
Cuando acabaron
de comer tenían toda la cara manchada.
-¿Beso de
tomate?- preguntó Marina.
-Beso de tomate-
afirmó Daniel sonriendo.
Se besaron entre
risas y cada uno limpió la cara del otro. Se despidieron y Marina
dijo:
-A las cinco en
el parque. Tengo una sorpresa.
-¿Me la vas a
decir?
-No.
-No sé si podré
aguantar.
-Pues tendrás
que hacerlo.- dijo Marina sonriendo.
Cada uno se
dirigió a su casa.
**
A la misma vez,
dos chicas hablaban en un banco del parque. Austrid había quedado
con Helena para llevar a cabo su plan.
-¿Sabes? Bruno
y yo lo hemos dejado.
-¡¿Lo habéis
dejado?!
-Pues sí. Pero
no se lo cuentes a nadie. ¿Vale?
-No, claro que
no.
¿Lo diría de
verdad? Austrid no lo sabía, pero esperaba que no. Helena siempre la
había apoyado y, aunque Bruno le había dicho que Helena contaba sus
secretos, ella no quería creerlo. Pues sí, era la mejor amiga de
Pilar, ¿y qué? Que fuera amiga de la ex de Daniel no significaba
nada.
-Me voy.- dijo
de repente Helena.
-¿Tan pronto?
-Es que... tengo
cosas que hacer.
-Pero si llevas
conmigo diez minutos.
-Lo siento.-
dijo levantándose.
Helena echó a
andar. No me podía creer que me dejara plantada. ¿Para eso había
venido? Ya que estaba allí, entré a una cafetería que había
enfrente del parque. Después de entrar, subí a la planta de arriba
y me senté en un sillón. Llamé a Bruno.
-¿Cariño? Soy
Austrid. Estoy en la cafetería de enfrente del parque. ¿Vienes? No,
Helena se ha ido. ¿No puedes? ¿Diez minutos? Encima me haces
esperar... Bueno, un beso. Te quiero.- metí el móvil en un bolsillo
del bolso y saqué un libro que llevaba siempre. Empecé a leerlo.
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