viernes, 31 de agosto de 2012

Infinite Love~ Capitulo 17


Le veía el miedo en los ojos. Le di la mano. Después de pagar fuimos a recoger los patines. Cuando llegamos a la taquilla donde te los daban, vimos que la persona encargada era la misma chica que un día antes encontró mi anillo en el barco.
-¡Hola!-nos dijo sonriendo.- ¿Vosotros por aquí?
-Sí, hemos venido a ver qué tal se nos da lo de patinar. ¿Y tú que haces aquí?
-Mi madre se ocupa de esto.
-¿No se ocupaba de los barcos?
-Mi padre se ocupa de los barcos y mi madre de esto. ¿Es la primera vez que venís a patinar?
-Sí, y espero que sea la última porque no creo que salga vivo.- contestó Daniel.
La chica soltó una carcajada.
-Me llamo Fátima, encantada.
-Yo soy Marina y él es Daniel.
-Si queréis os puedo ayudar, llevo muchos años ayudando a mi madre con esto y tengo mucha práctica.
-Sí, por favor.- rogó Daniel.
-Tranquilo, no es tan difícil.
A pesar de las tranquilizadoras palabras de Fátima, no vi a Daniel muy convencido.


**
Estaba tumbado en mi cama. El corazón me dio un vuelco cuando me enteré de que Daniel y Marina estaban juntos. ¡Si se acababan de conocer! Los dos la conocimos el mismo día, en el mismo instante. ¿Qué tenía Daniel que no tuviera yo? Supongo que todo. Pensándolo bien, todos los chicos tenían algo que yo no tenía. Marina me gustaba de verdad. ¿O era un simple capricho? No sé. Cuando la vi en la playa, con sus preciosos ojos y su perfecta sonrisa, una esperanza me llenó. Era preciosa. Y después, en casa de Luis, cuando me abrió la puerta de tan buen humor gastando bromas, tuve más esperanzas. Más tarde, al verla en bikini... ¡Uf! ¿Por qué la vida es tan dura? Todo lo mejor se lo llevaban los demás. Todas las chicas del instituto estaban enamoradas de Daniel. Seguramente por su físico. Y de todas, él eligió a Marina. Era obvio que yo no era el único que en este momento no estaba muy conforme con la nueva pareja.




**
-Entonces... ¿se lo has dicho?
-Sí.
-¿Y qué ha dicho?
-Nada, sólo ha dicho que se tenía que ir.
-Seguramente se fue a contárselo a las demás.
-No lo sabes.
-Intuición masculina.
Me giré y fingí estar enfadada. Me divertía. Bruno me cogió la barbilla, me giró la cabeza. Nuestras caras estaban a pocos centímetros. Entonces me besó y le devolví el beso.
-¡Ah! Ya no estás enfadada, ¿no?
-Pues no.
-Se te pasan a ti muy rápido los enfados, ¿no?
-Cuando estoy contigo sí.
Le sonreí, me devolvió la sonrisa. Le besé, me devolvió el beso.


**


Salimos de allí entre risas.
-Cariño... ¿cuántas veces te has caído?- me preguntó Daniel.
-No sé... he perdido la cuenta.
-Al menos yo no me he caído.
-Normal, Fátima no te soltó en ningún momento.
Fuimos caminando de la mano sin rumbo.
-¿Adónde quieres ir?- me preguntó.
-Adónde tú quieras. Sólo quiero estar contigo.
Me sujetó por la cintura me besó en la cabeza. De repente, sonó mi móvil. Miré la pantalla. “Mamá”.
-Lo tengo que coger.
-Cógelo, cariño.


-Llamada telefónica-


-Hola, mamá.
-Hola, cielo. Siento no haberte llamado antes. No he tenido tiempo, el abuelo ha empeorado.
-No pasa nada.
-¿Te aburres? Todavía Inma no ha vuelto, ¿no?
-Sí, me aburro mucho. Inma vuelve dentro de 3 días.
-No te pasas todo el día en casa, ¿no?
-No, salgo a la playa y eso. Aunque no mucho.
-Hija, quiero que salgas, que te diviertas.
-¿Pero con quién?
-No sé... con Luis y sus amigos.
-Mamá, no sé... bueno, a ver que haré.
-Lo siento, tengo que colgar, que viene el médico para decirnos cómo está el abuelo.
-¿Está en el hospital?
-Sí...
-Bueno, te dejo. Espero que se mejore. Da un beso a todos de mi parte.
-Vale, cielo. Te quiero.
-Te quiero.


Colgué y miré a Daniel, que también me miraba sonriendo.
-Te aburres mucho, ¿no?
-Claro.
Se acercó a mi, me pasó la mano por la cintura y me besó en los labios.
-No quiero que sepa que tengo novio.
-Lo entiendo.
-Gracias. ¿Vamos a mi casa?
-A donde tu quieras.
Y de la mano, la pareja fue hacia la casa de Marina.

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