Estuvimos todo el tiempo en la piscina. Estuvimos casi todo el rato
hablando. La novia de Bruno se llamaba Austrid Jones. Se ve que estaban
enamorados, porque Bruno tenía siempre el brazo rodeando la cintura de
Austrid. Tenían la misma edad, un año menos que nosotros. Todos los
demás teníamos la misma edad. A las 9 nos salimos de la piscina, cenamos
y nos sentamos en el sofá a seguir hablando. En el pueblo donde yo
vivía refrescaba mucho por la noche, así que por eso nos metimos dentro
de la casa.
- Creo que me voy ya, es tarde, entre que hemos comido y todo, ya son las diez.- dijo Daniel.
- Yo creo que también.- dije.
- Hermanito, tu te vienes conmigo.- dijo Daniel.
- ¡¿Pero por qué?!
- ¡Pero no os vayáis todavía! Que es muy pronto...- nos rogó Luis.- ¿Podéis quedaros un rato más?
Miré a Daniel, a sus increíbles ojos azules, y supe que tenía que quedarme.
- Está bien, pero no me quedaré hasta muy tarde.
- Lo mismo digo.- dijo Daniel.
Su madre nos trajo MAS comida. Después nos sentamos a charlar. Estaba
sentada entre Austrid y Daniel. Los demás hablaron, hablaron y hablaron.
Obviamente, yo no escuché, estaba concentrada en Daniel. Por más que mi
mente me decía que no me preocupara por otro chico, mi corazón me
convencía de que él era… perfecto, sí, esa era la palabra adecuada.
Cuando me di cuenta ya eran las 12:00. Solo de pensar que ahora tenía
llegar sola a casa y todo a oscuras, un escalofrío me recorría la
espalda.
- Me voy ya, lo siento, Luis, pero es tarde.
- Vale, otro día quedaremos otra vez, ¿no?
- ¡Claro, cuando quieras! Llámame, ¿vale?
- No lo dudes.
Salimos Daniel, Austrid, Bruno y yo a la calle, ya que también se iban.
- Y Marina… ¿dónde vives?
- Pues un poco lejos, la verdad. ¿Sabes cuál es esa playa pequeña que
siempre está vacía porque hay muchas piedras por dentro del agua y por
eso nadie se baña?
- Sí.
- Pues al lado hay una casa, la mía.
- ¡Am! Pues entonces te acompañamos. Vivimos más o menos cerca y nos pilla de camino.
Me sonrió. Creo que me sonrojé. Menos mal que era de noche y no me veía muy bien la cara, era una ventaja.
- Marina, ¿tienes hermanos?
- Soy hija única.
Caminamos en silencio un rato.
- Gracias por acompañarme, en serio. Me daba un poco de miedo venirme sola y estar sola en mi casa.
- ¿Estás sola?
- Sí, mis padres han ido a ver a mi abuelo, que está enfermo.
Daniel asintió.
- Hace fresco, ¿no?- dijo Austrid.
- Sí, bastante.- dije.
En el camino nos empezó a llover. Cada iba a más fuerte. Salimos
corriendo y cuando llegamos a mi porche, saqué corriendo las llaves y
abrí la puerta. Entramos. Todos se quedaron mirando mi casa.
- ¡Qué bonita!- dijo Austrid.
- ¡Tú si que eres bonita!- dije sonriendo mientras caminaba hacia la
cocina para beber agua.- Si queréis podéis quedaros hasta que pare de
llover.
- Si no es mucha molestia…
Y allí estábamos todos, sentados en el salón, hablando de lo que fuera,
para pasar el rato. Tenía mucho sueño, pero no quería perderme a Daniel
ni a sus increíbles ojos azules.
♥Me encanta♥
ResponderEliminarEs muy bonita.. :)
¡NECESITO otro capítulo!
Acabo de hacerme completa & absolutamente adicta a esta novelaza :) Es preciosa :)
¿Cuándo escribes otro capítulo? Pronto , ¡porfavor! :D
Tequiero♥
Siguienteee!! Me encanta, sigue asii :)
ResponderEliminarMuchisimas gracias a las dos, sois muy majas! El capitulo 6 lo pondré dentro de muy poco;)
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